lunes, 9 de marzo de 2015

Cincuenta y cincuenta

Para soñar hay que dormir,
rendirse, y dejarse ir.
Allá en la realidad se escapan,
tus posibilidades de gritar,
pero en noches largas,
mis ojos escapan al peso,
y mi vida respira en la noche.

No queda más que pintar sueños,
en noches eternas.
Y me veo,
rendido a los pies de la ventana,
viendo mi propio sueño,
pintado en estrellas,
y la Luna como complejo.
El horizonte que aún queda por andar… ese horizonte que otros muchos lo tienen por detrás… yo no podré soñar… pero sí puedo hacer mis sueños realidad.

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© Cuaderno de heroína
Maira Gall