Escribo para buscarme en las noches más oscuras, en los suspiros de desidia que me acorralan contra la pared buscando un atisbo de terror, para abstraerme del exterior para reflexionar o meditar.
Es un intento de hallar lo perdido, o descubrir qué es lo que me hizo detenerme en el camino.
Pero no escribo solo cuando veo tristeza o una puerta cerrada . También escribo cuando la euforia es tan grande que no cabe en mi pecho y la voz se atasca en mi garganta haciendo un pequeño nudo, haciéndome querer gritar lo mas fuerte , tan fuerte que quebrante.
Por eso, para no olvidar que sentí aquellos días, fueran buenos o malos, escribo. Allí, en las palabras que dejo escritas, inquebrantables ante el paso del tiempo y mis cambios de opiniones, estoy yo, esperando descubrirme pacientemente.
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